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Educación en Salud

Psoriasis
Introducción

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica que puede involucrar múltiples órganos y sistemas, cuyo blanco primario es la piel. Si bien la causa es desconocida, se acepta una base genética, estando involucrados diversos procesos inmunológicos en su desarrollo. En la psoriasis, las células cutáneas de las zonas afectadas se renuevan entre cada 3 y 6 días en lugar de cada 28 como es habitual, lo que genera lesiones o manchas escamosas y levantadas.

La psoriasis afecta entre el 2 y el 5% de la población mundial. Hombres y mujeres presentan el mismo riesgo de desarrollar psoriasis, pudiendo aparecer a cualquier edad.

La tendencia a desarrollar psoriasis puede ser hereditaria, aunque se sospecha que esta enfermedad se puede deber a una combinación de factores genéticos y ambientales, y se desarrolla a partir de un evento desencadenante, como infecciones, ciertos fármacos, lesiones o estrés.

Existen distintos tipos de psoriasis, según la ubicación, gravedad y aspecto de las lesiones. Sin embargo, la forma más común es la psoriasis en placa (80%), y se caracteriza por placas rojas bien delimitadas, de distintos tamaños, generalmente localizadas en rodillas, codos y zona sacra, si bien pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Los procesos inflamatorios que se dan en la piel, resultan en un aumento de su grosor, especialmente de la capa superficial (epidermis) de las zonas afectas.

La psoriasis es una enfermedad crónica, que hasta la actualidad no tiene cura, pero puede remitir durante largos periodos de tiempo gracias a la existencia de distintos y eficaces tratamientos, que contribuyen a controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. El diagnóstico de la psoriasis es fundamentalmente clínico. En la mayoría de los casos el diagnóstico de la psoriasis es un proceso simple.

A pesar de las mejoras e innovaciones recientes en el tratamiento, la psoriasis puede tener un impacto negativo en el bienestar físico, emocional y social de los pacientes, ya que el dolor y la afectación emocional asociados a las lesiones cutáneas pueden afectar negativamente sus actividades sociales y laborales. Asimismo, el aspecto de las lesiones puede hacer que la gente reaccione con insensibilidad e ignorancia hacia los enfermos, con lo que el establecimiento de nuevas relaciones puede suponer para ellos un verdadero reto.

Por todo lo anterior, es importante que tanto los pacientes como sus familiares puedan disponer de una fuente de información completa y fácilmente comprensible, que les ayude a entender la enfermedad, a comprobar que es una afección común y que no están solos, y que existen tratamientos muy eficaces que pueden ayudarles a controlar la enfermedad y a aliviar el sufrimiento psicológico que padecen.

Actualmente, también están disponibles los “agentes biológicos”, indicados en pacientes que no responden adecuadamente al tratamiento habitual. Estos agentes han significado un antes y un después en el manejo terapéutico y la respuesta al mismo para estos enfermos, con gran impacto en las manifestaciones cutáneas y la calidad de vida de los pacientes severamente afectados. Los biológicos, al tener efectos sobre el sistema inmune, deben utilizarse con ciertas precauciones.